Mayo 2007
CAZA DE BALLENAS Y COMISIÓN BALLENERA INTERNACIONAL POSICIÓN DE WWF/Adena SOBRE LA CAZA DE BALLENAS Y LA CBI • El objetivo de WWF/Adena es garantizar que las áreas de distribución tradicionales de todas las especies de cetáceos sean ocupadas por poblaciones viables que cumplan su función en el mantenimiento de la integridad de los ecosistemas oceánicos. Trabajamos a escala local y en una amplia gama de foros internacionales para contrarrestar y reducir las amenazas que penden sobre los cetáceos del planeta. En el desarrollo de su labor, WWF/Adena reconoce y toma en consideración la enorme diversidad de las actitudes culturales con respecto a la conservación y la gestión de las ballenas. • WWF/Adena se opone a la caza comercial de ballenas, en la actualidad, y hasta que tenga el pleno convencimiento de que los gobiernos de todo el mundo hayan logrado poner la caza de ballenas bajo control internacional mediante un sistema de gestión y de vigilancia cautelar, basado en la conservación, que sea aplicable y respetado por todos los países balleneros. • La Comisión Ballenera Internacional (CBI) tiene una importante contribución que hacer a la conservación de los cetáceos, pero la actual situación de parálisis causada por los Gobiernos Contratantes no hace sino potenciar las múltiples amenazas que penden tanto sobre los grandes como sobre los pequeños cetáceos. WWF/Adena insta a los gobiernos a que conviertan la CBI en un foro internacional efectivo para la conservación de todos los cetáceos, en especial las especies amenazadas, y a trabajar para minimizar los impactos adversos de la actividad humana, como la explotación comercial, la contaminación marina, el cambio climático, las colisiones contra embarcaciones, las capturas accidentales por barcos pesqueros, la contaminación sonora y otras amenazas creadas por el hombre. • WWF/Adena continúa oponiéndose a la reanudación del comercio internacional de carne y productos balleneros, y respalda la permanencia en el Apéndice I del CITES de todas las especies y poblaciones de cetáceos protegidos de la caza comercial por la CBI. • WWF/Adena reconoce la necesidad de la caza de subsistencia realizada por pueblos aborígenes, indígenas o nativos con estrechas vinculaciones históricas, sociales y culturales con la caza de la ballena, en los casos en los cuales los productos se destinan únicamente al consumo local y cuando se dispone de programas de gestión cautelares para garantizar que dichas actividades sean sostenibles y no amenacen la supervivencia de las poblaciones de ballenas.
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INTRODUCCIÓN La compleja relación de los seres humanos con las ballenas y los delfines está teñida de contradicciones y oscila entre la reverencia, la afinidad, la significación cultural y uno de los capítulos más oscuros de la historia de la explotación insostenible de las especies animales. Pocos animales terrestres o marítimos, han inspirado tanto temor y admiración como las ballenas; no obstante, pocos han sufrido tanto a manos del hombre. La campaña de WWF/Adena para poner fin a la caza comercial incontrolada de ballenas es parte de un esfuerzo mucho más amplio para minimizar el impacto de las actividades humanas sobre todos los cetáceos, ya sea como resultado de la explotación comercial, la contaminación marina, el cambio climático, las colisiones contra embarcaciones, las capturas accidentales por barcos de pesca, o cualquier otra amenaza de origen humano. WWF/Adena está trabajando, en el contexto de la Comisión Ballenera Internacional, para promover la conservación de todos los cetáceos, así como para garantizar que la explotación comercial jamás vuelva a amenazar a ninguna especie de ballena. SITUACIÓN DE LAS BALLENAS Hoy, las poblaciones de prácticamente todas las grandes ballenas se encuentran en situación precaria como consecuencia de su explotación durante los dos últimos siglos. Las ballenas son mamíferos longevos, con ciclos reproductivos lentos, y necesitan entre varias décadas y varias generaciones para recuperarse de cualquier reducción de sus poblaciones. Algunas especies, como la ballena franca septentrional y la ballena azul del Antártico, han sido incapaces de recuperarse de la sobreexplotación a que han sido sometidas en el pasado, y sobreviven con tan solo unos pocos cientos de individuos, siempre al borde de la extinción. Otras especies parecen estar recuperando niveles estables, aunque las estimaciones de las poblaciones de ballenas encierran casi siempre un amplio margen de incertidumbre. Si bien la caza de la ballena sigue constituyendo un problema, existen otras amenazas que podrían ocasionar un mayor número de bajas entre la población de cetáceos. La captura accidental en artes de pesca es la amenaza más inminente en todo el mundo. Los científicos que estudian el impacto de la captura accidental de cetáceos estiman en la actualidad que más de 300.000 ballenas, delfines y marsopas mueren anualmente atrapadas en trasmallos y otras artes de pesca. La acumulación de DDT, PCBs, y otros contaminantes tóxicos en la cadena trófica marina está ya afectando a algunas ballenas y delfines, y podría poner en peligro sus sistemas inmunitarios y su capacidad para reproducirse. Resulta difícil abordar amenazas tan amplias y variadas de forma que puedan reducirse sus efectos específicos sobre las ballenas; esto hace que sea aún más importante proteger a estas especies de la amenaza adicional de la caza comercial incontrolada. LA CAZA COMERCIAL DE BALLENAS Y LA CBI La Comisión Ballenera Internacional (CBI) se creó en el marco de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza Ballenera (ICRW, por sus siglas en inglés) de 1946, y constituye el único organismo regulador internacional en materia de gestión de los cetáceos. La necesidad de una cooperación internacional para la conservación, gestión y estudio de los cetáceos se reconoció en la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley del Mar (artículos 65 y 120) y se reafirmó en la Agenda 21 (capítulo 17) como algo esencial para estas especies altamente migratorias. Pese a la moratoria mundial introducida en 1986 por la CBI, aún se siguen capturando ballenas con fines comerciales. Más de 25.000 ballenas de cinco especies diferentes han sido capturadas por balleneros comerciales desde la introducción de la moratoria, y el ritmo de capturas se está acelerando. Japón Más información en : WWF/Adena . Gran Vía de San Francisco 8. Teléfono 91 354 05 78 Email:
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continúa capturando cientos de ballenas cada año (principalmente en el Pacífico Sur, designado por los países miembros de la CBI como santuario ballenero) y comercializando su carne, explotando la laguna legal de la “investigación científica”. Islandia, por su parte, tras incorporarse a la CBI en 2003, inició inmediatamente un programa de “caza de ballenas con fines científicos” y en 2006 se reabrió la caza de ballenas capturando nueve rorcuales comunes y 30 rorcuales aliblancos para el año que finaliza el 31 de agosto de 2007. Noruega caza ballenas con fines comerciales, amparándose en una “objeción legal” a la moratoria. Las acciones de estas naciones, que proceden sin la aprobación de la CBI y que han sido censuradas repetidamente por la Comisión, socavan el espíritu y los objetivos de la moratoria. En 2002, y posteriormente en 2004, Japón intentó de nuevo reanudar el comercio internacional de derivados de la ballena, presentando una propuesta a la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Estas propuestas fueron rechazadas. Este año Japón ha pedido se revise la lista de los cetáceos incluidos en el Anexo I de CITES. WWF/Adena cree que la competencia limitar las capturas recae en la CBI y que esa revisión es un esfuerzo para socavar la moratoria de la CBI a la pesca comercial de ballenas. Las capturas del programa de captura “científica” de Japón alcanzaron niveles record en la temporada 2005/06 con las cuotas ahora establecidas para yubarta o ballena jorobada, rorcual común, rorcual norteño, cachalote, rorcual tropical y dos especies de rorcual aliblanco. LA GESTIÓN DE LA CAZA COMERCIAL DE BALLENAS Si los gobiernos del mundo quieren poner las actividades balleneras bajo control internacional y garantizar que nunca vuelvan a amenazar a ninguna población de ballenas, será preciso establecer un sistema de gestión y cumplimiento cautelar, basado en la conservación y aplicable, al que se adhieran todos los países balleneros. Dicho sistema deberá contar, como mínimo, con: el Procedimiento de Gestión Revisado de carácter cautelar aprobado por la CBI en 1994 (que limita a cero todas las capturas a menos que se calcule y se apruebe lo contrario); salvaguardas rigurosas que garanticen la supervisión y el control de la captura de ballenas y que sean sufragadas por los países balleneros; muestreos de ADN de todas las ballenas capturadas y un registro de ADN internacional, transparente y diagnóstico; y sanciones eficaces por incumplimiento. EL FUTURO DE LA CBI Las atribuciones de la CBI le exigen en primer lugar que evite el retorno de la explotación ballenera comercial no controlada y a gran escala. Este es el objetivo a corto plazo por el que la Comisión será juzgada, y es, en la actualidad, la principal contribución que puede ofrecer a la conservación de los cetáceos. Sin embargo, cuando se negoció la ICRW en 1946, aún no se comprendía plenamente el amplio espectro de amenazas que penden sobre los cetáceos; de hecho, ni tan siquiera se había reconocido aún la existencia de algunas de las amenazas actuales (como los vertidos tóxicos, el cambio climático, las colisiones con embarcaciones y las capturas en redes). En los más de cincuenta años transcurridos desde la adopción del texto de la Convención, se ha hecho imposible separar los riesgos de la explotación comercial de las ballenas de los generados por la polución, las capturas accidentales o la sobrepesca. Tampoco es posible establecer un límite arbitrario entre pequeños y grandes cetáceos, cuando ambos se ven sometidos a la explotación comercial, y la de los primeros carece en gran medida de controles internacionales. Hoy, resulta más adecuado y más útil para la conservación de los cetáceos que nos enfrentemos a todas las amenazas, para todas las poblaciones de cetáceos, en un contexto amplio y multilateral.
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WWF/Adena reconoce que la ICRW es en la actualidad el único instrumento internacional disponible para proteger formalmente a todos los cetáceos y enfrentarse a todo lo que pone en peligro su supervivencia. WWF/Adena valora, así mismo, la importante contribución del Comité Científico de la CBI a la ampliación de las perspectivas sobre los problemas de conservación que afectan a todas las especies, e insta a la CBI para extienda su campo de actuación y se enfrente formalmente a la captura intencionada de pequeños cetáceos, la contaminación, la captura accidental en artes de pesca, las colisiones con embarcaciones y los efectos de la sobrepesca sobre los recursos alimentarios de los cetáceos. Si la CBI desea seguir siendo relevante a largo plazo, deberá expandir sus horizontes para abarcar el resto de las actividades humanas que amenazan a los cetáceos y centrar su atención en garantizar la supervivencia de las especies más amenazadas. Es preciso, además, incrementar la eficacia de las iniciativas de la CBI mejorando, por ejemplo, las reglas de procedimiento, la gestión y la difusión de la información, y la comunicación con países cuyos gobiernos no son Partes Contratantes; y estableciendo relaciones de trabajo más estrechas entre gobiernos, ONG observadoras y la Secretaría. En consonancia con las prácticas estándar en otros foros intergubernamentales, resulta imprescindible ofrecer a representantes de la sociedad civil de todo el mundo, las organizaciones no gubernamentales, oportunidades reales para contribuir a las labores y a la misión de la CBI, y para participar de manera activa en el trabajo de la CBI y de sus comités. WWF/Adena insta a todos los países a adoptar decisiones responsables, a actuar a favor de la conservación de todos los cetáceos, y a hacer que la CBI progrese en el siglo XXI.
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