18 Dom TO B 5 AGO 2012 DV

5 ago. 2012 - confesión de fe de los apóstoles. Y así como una madre ... (San Josemaría, Homilía El matrimonio vocación cristiana, Es Cristo que pasa n. 28).
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DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA El matrimonio fundamento de la familia Compendio de Doctrina social de la Iglesia ¿Por qué las uniones de hecho van al margen de la familia? Porque a diferencia de esas uniones precarias, el matrimonio no es un simple pacto de convivencia privado. El matrimonio es una relación con una dimensión social única respecto a las demás. La familia, con sus elementos claves es insustituible. ¿Qué elementos claves asegura un matrimonio estable? El cuidado y atención de los hijos, insustituible para el crecimiento integral de toda persona y su positiva inserción en la vida social. (cf. n. 227) ¿Qué daños trae equiparar en las leyes la unión permanente de la familia y estas uniones precarias? Traería un descrédito del modelo de familia, y por tanto un daño para toda la sociedad que se asienta sobre la célula viva de la familia. (cf. n. 227)

¿Es importante favorecer la solidez de la familia? Sí. Es determinante para la calidad de la convivencia social. Por eso la comunidad civil no puede permanecer indiferente ante las tendencias disgregadoras que minan sus fundamentos. La legislación no debe permitir debilitar el reconocimiento del matrimonio monogámico indisoluble, como única forma auténtica de la familia (n. 229) ¿Qué debe procurar la autoridad pública ante esas tendencias disgregadoras de la misma sociedad? Resistir, porque son muy nocivas para la dignidad, seguridad y bienestar de los ciudadanos. Y procurar que la opinión pública no sea llevada a menospreciar la importancia institucional del matrimonio y de la familia (n. 229)

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 5 DE AGOSTO 2012 CONOCER Y AMAR A JESUCRISTO Identificarnos con Cristo

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ay que salir de uno mismo, complicarse la vida, perderla por amor de Dios y de las almas. He aquí que tú querías vivir, y no querías que nada te sucediera; pero Dios quiso otra cosa. Existen dos voluntades: tu voluntad debe ser corregida, para identificarse con la voluntad de Dios; y no la de Dios torcida, para acomodarse a la tuya. Yo he visto con gozo a muchas almas que se han jugado la vida -como tú, Señor, hasta la muerte-, al cumplir lo que la voluntad de Dios les pedía: han dedicado sus afanes y su trabajo profesional al servicio de la Iglesia, por el bien de todos los

Es Cristo que n pasa n. 19

hombres. Aprendamos a obedecer, aprendamos a servir: no hay mejor señorío que querer entregarse voluntariamente a ser útil a los demás. Cuando sentimos el orgullo que barbota dentro de nosotros, la soberbia que nos hace pensar que somos superhombres, es el momento de decir que no, de decir que nuestro único triunfo ha de ser el de la humildad. Así nos identificaremos con Cristo en la Cruz, no molestos o inquietos o con mala gracia, sino alegres: porque esa alegría, en el olvido de sí mismo, es la mejor prueba de amor.

TEMAS DE DOCTRINA CRISTIANA. Preparación para el año de la fe El lenguaje de la fe. La Iglesia y la fe Catecismo de la Iglesia Católica ¿Qué significado lenguaje de la fe?

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Por un lado sabemos que no creemos en las fórmulas, sino en las realidades que éstas expresan y que la fe nos permite “tocar”. Sin embargo, nos acercamos a estas realidades por medio de palabras o fórmulas de fe muy precisas. Gracias a las formulaciones de fe se puede expresar y transmitir la fe, celebrarla en comunidad, asimilarla y vivir en ella cada vez más. (cfr n. 170) ¿En qué sentido decimos que la Iglesia es nuestra Madre? La Iglesia es “columna y fundamento de la verdad” (1 Tm 3, 15), guarda fielmente “la fe transmitida a los santos de una vez y para siempre” (San Judas 3), guarda memoria de las palabras

de Cristo y transmite de generación en generación la confesión de fe de los apóstoles. Y así como una madre enseña a sus hijos a hablar, comprender y comunicarse, así la Iglesia nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de la fe. (cf n. 171) ¿Cómo sabemos que la fe que enseña la Iglesia es verdadera? Entre otras razones, porque desde siglos, a través de muchas lenguas, culturas, pueblos y naciones, la Iglesia no cesa de confesar una única fe, recibida de un solo Señor, y transmitida por un solo bautismo. Esta fe está enraizada en la convicción de que todos los hombres no tienen más que un solo Dios y Padre. (cf n. 172)

¡Qué diferencia entre esos hombres sin fe, tristes y vacilantes en razón de su existencia vacía, expuestos como veletas a la "variabilidad" de las circunstancias, y nuestra vida confiada de cristianos, alegre y firme, maciza, en razón del conocimiento y del convencimiento absoluto de nuestro destino sobrenatural! (San Josemaría, Surco n. 73)

ENSEÑANZAS DE SAN JOSEMARÍA La educación en la fe de los hijos (2) Conversaciones n. 102 Por otra parte, es muy necesario que vean cómo esa piedad ingenua y cordial exige también el ejercicio de las virtudes humanas, y que no puede reducirse a unos cuantos actos de devoción semanales o diarios: que ha de penetrar la vida entera, que ha de dar sentido al trabajo, al descanso, a la amistad, a la diversión, a todo. No podemos ser hijos de Dios sólo a ratos, aunque haya algunos momentos especialmente dedicados a considerarlo, a penetrarnos de ese sentido de nuestra filiación divina, que es la médula de la piedad. He dicho antes que todo esto la juventud lo entiende bien. Y ahora añado que el que procura vivirlo se siente siempre joven. El cristiano, aunque sea un anciano de ochenta años, al vivir en unión con Jesucristo, puede paladear con toda verdad las palabras que se rezan al pie del altar: entraré al altar de Dios, del Dios que da alegría a mi juventud (Ps 42, 4). *** “Si tuviera que dar un consejo a los padres, les daría sobre todo éste: que vuestros hijos vean -lo ven todo desde niños, y lo juzgan: no os hagáis ilusiones- que procuráis vivir de acuerdo con vuestra fe, que Dios no está sólo en vuestros labios, que está en vuestras obras; que os esforzáis por ser sinceros y leales, que os queréis y que los queréis de veras. Es así como mejor contribuiréis a hacer de ellos cristianos verdaderos, hombres y mujeres íntegros capaces de afrontar con espíritu abierto las situaciones que la vida les depare, de servir a sus conciudadanos y de contribuir a la solución de los grandes problemas de la humanidad, de llevar el testimonio de Cristo donde se encuentren más tarde, en la sociedad” (San Josemaría, Homilía El matrimonio vocación cristiana, Es Cristo que pasa n. 28)